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S. Rep. de la Mujer

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- ESTUDIO DE ENFERMEDADES: SISTEMA REPRODUCTOR DE LA MUJER -


INTRODUCCIÓN


La reproducción es fundamental para cualquier ser vivo y también es imprescindible para mantener nuestra especie, pero resulta sorprendente observar cómo los humanos tenemos una disponibilidad para el celo y la reproducción que no se da habitualmente en otras especies.

Lo peculiar de la raza humana es que las hembras, las mujeres, tienen un ciclo menstrual cada mes, lo que equivale a decir que pueden quedarse embarazadas en unas 12 o 14 ocasiones al año, sin embargo las hembras de otras especies solo entran en celo una vez cada año. Esto significa que una mujer en su época reproductiva podría tener cerca de treinta hijos, aunque no todos ellos puedan salir adelante.

El sistema reproductor en la mujer está directamente comunicado con el sistema nervioso y el hormonal de forma que responda a las necesidades de la especie. Para ello existe un control desde la corteza cerebral, y también desde otros centros nerviosos, de los procesos que ponen en marcha el celo y la preparación para que haya una posibilidad de embarazo.

El ciclo menstrual normal de la mujer debe durar 28 días y seguir el ritmo lunar, coincidiendo la ovulación con la luna llena y la menstruación con la luna nueva. Pero, por diferentes factores, el ciclo puede verse alterado acortándose o alargándose, por eso debemos considerar normal un ciclo de entre 26 y 30 días de duración y unos 3 o 4 de menstruación con un sangrado moderado.

Actualmente se disponen de métodos anticonceptivos bastante eficaces por lo que las mujeres menstrúan muchas veces en su vida fértil, cosa que no ocurría antes de que se utilizasen o no ocurre en las mujeres que no los usan. De hecho, si una mujer tiene relaciones abiertas y no utiliza ningún método anticonceptivo lo normal es que tenga muchos embarazos y pocos ciclos menstruales en su vida.

El ciclo de fertilidad en la mujer se inicia con la menarquia o primera regla, que ocurre normalmente entre los diez y los quince años de edad, y finaliza con la menopausia que surge habitualmente entre los cuarenta y cinco y los cincuenta y cinco años de edad. La función de la menopausia ha sido muy discutida pero parece que sirve para que las mujeres mayores puedan ayudar a criar a los hijos de las que están en periodo de reproducción.

Las estructuras que componen el sistema reproductor femenino podemos dividirlas en genitales internos y genitales externos. Los primeros son los ovarios, las trompas de Falopio, el útero y la vagina. Los segundos son los labios mayores, los menores y el clítoris y juntos conforman la vulva. A estas estructuras habría que añadirles las glándulas y partes del sistema nervioso que las activan y controlan.

Los ovarios responden a la activación por parte de la FSH que fabrica la hipófisis con la maduración progresiva en su superficie de varios folículos que contienen un óvulo y otras células en su interior. Éstas son las encargadas de fabricar las hormonas del ciclo que son los estrógenos y la progesterona. Los estrógenos preparan el cuerpo de la mujer para el embarazo liberando un óvulo hacia la mitad del ciclo que espera a ser fecundado unas veinticuatro horas en la trompa de Falopio. La progesterona es la encargada de facilitar la supervivencia del embrión en la primera etapa del embarazo en caso de que haya ocurrido o de preparar el cuerpo para la menstruación en caso de que no.

Las trompas de Falopio conectan al ovario con el útero de forma que el óvulo pueda llegar a su parte media, la ampolla, y esperar la llegada de los espermatozoides y después bajar hacia el endometrio. En la parte más cercana al ovario tienen una forma de embudo con unas fimbrias que se acoplan al ovario para que el óvulo penetre en su interior.

El útero es un órgano musculoso que sirve de receptáculo para el embrión durante toda la duración del embarazo y es el motor principal de la expulsión del niño durante el parto. Se distinguen dos partes anatómicas, el cuerpo y el cuello o cérvix, que lo conecta con la vagina. Tiene tres capas, la serosa, el miometrio y el endometrio. El miometrio es el músculo propiamente dicho y el endometrio es la parte preparada para que se implante el embrión. En cada menstruación se eliminan las dos terceras partes del endometrio que son regeneradas de nuevo en el siguiente ciclo.

La vagina es un canal musculado que conecta al útero con la vulva y el exterior. En reposo está vacía, pero se dilata cuando es necesario aumentando su tamaño, como ocurre durante el coito o en el momento del parto. Sus paredes musculares, especialmente el tercio inferior, son responsables de parte de las sensaciones placenteras que ocurren durante el orgasmo.

Los labios mayores cubren, protegen y tapan el interior de la vulva. Son estructuras carnosas con una piel resistente y en su interior están las glándulas de Bartolino que ayudan a la lubricación local.
Los labios menores surgen del interior de los mayores y actúan a modo de cortinas que facilitan también el cierre de la vulva, pero tienen muchas terminaciones nerviosas que son responsables de las sensaciones de placer o de dolor local.

El clítoris está situado en la parte anterior de la vulva y en reposo lo cubre una piel llamada prepucio. Es un órgano que se expande o se dilata de acuerdo con la excitación sexual de la mujer y contribuye de forma importante a la consecución del orgasmo.

En la Medicina Tradicional China los órganos genitales están controlados por la función riñón, donde se conserva la sustancia basal o energía ancestral que nos permite la reproducción, que sería la equivalencia a las células reproductoras. Sin embargo, para su mantenimiento es necesaria la actividad de la función bazo y responde a la activación por parte de la función corazón, especialmente la denominada circulación-sexualidad. Las emociones negativas que afectan especialmente al sistema reproductor serían el miedo, la preocupación y la ansiedad y los estados emocionales positivos que los favorecen de forma especial serían los de identidad, aceptación y alegría.


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