La evolución actual
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LA EVOLUCIÓN ACTUAL
El paso de los poblados a las ciudades lo favorece la mejoría de las técnicas de recolección o producción de alimentos con la incorporación de la agricultura, la ganadería y el comercio entre grupos humanos. Las ciudades más evolucionadas generan abundancia, disponen de actividades de ocio, de aprendizaje y de la formación de sus miembros en todo lo necesario para el buen funcionamiento del grupo, dejando paso a las profesiones. Además, cada persona consigue unas posesiones a lo largo de su vida que pueden ser heredadas por otros miembros de su grupo al morir.
En la historia más contemporánea, se establece la familia monógama con fuertes lazos de unión entre sus miembros para intentar asegurar que los hijos sean de la pareja y para que las posesiones sean heredadas únicamente por los miembros de cada familia. Se establece de forma intensa el sentido de la propiedad de forma que la tierra y lo que hay dentro de ella tiene propietarios.
Actualmente vivimos en un modelo cambiante que podríamos llamar modelo mixto. Según la zona en la que se vive, sus leyes, tradiciones o sus creencias, los humanos se organizan en clanes, tribus, familias polígamas o poliándricas, familias monógamas o una mezcla de varias de ellas, viviendo juntos miembros con lazos de sangre (familiares), de afinidad (parejas, amigos, comunidades) o de circunstancias sociales, económicas o personales (compañeros).
A través de los diferentes modelos en los que se ha estructurado la forma de vida de los humanos, se han ido quedando grabadas huellas en el inconsciente de estos comportamientos, de forma que siempre se tienden a repetir las estructuras conocidas y transmitidas automáticamente a través del inconsciente individual y del grupo desde las generaciones anteriores.
Es curioso observar cómo en las sociedades que hoy llamamos avanzadas se reproducen casi todos los esquemas de comportamiento de nuestros antepasados, con un especial factor común con ellos: el miedo. El miedo a los depredadores se ha convertido en el miedo al robo, a la agresión de otro humano. El miedo a no encontrar comida se ha convertido en el miedo a no tener trabajo para poder conseguir todo lo necesario. Y el miedo a los otros se ha transformado en la necesidad de vivir en cuevas muy cómodas con todas las necesidades cubiertas a las que llamamos casa o vivienda. Seguimos siendo cavernícolas, sólo que con muchas más comodidades que nuestros antepasados.
Las sociedades actuales siguen guiándose por criterios de poder y, aunque ahora el poder es más económico, sigue predominando la ley del más fuerte, tanto la fuerza física como la económica o el poder del liderazgo. En todas las sociedades hay un macho dominante al que podemos llamar rey, presidente, director, etc. y a su alrededor se establecen otros miembros poderosos que disfrutan de situaciones más cómodas que los que tienen un rango inferior.
La revolución que viene ocurriendo desde hace tiempo en las sociedades occidentales y que ha tenido un espectacular cambio en el último siglo es la llegada de las mujeres a las funciones económicas y de poder, al incorporarse masivamente al trabajo, votando, ocupando puestos de responsabilidad tanto en la economía como en política y revolucionando profundamente el funcionamiento de la sociedad con cambios muy fuertes en los roles de hombres y mujeres.
Este cambio ha traído, por el contrario, la disminución del número de hijos que puede tener cada mujer y la necesidad de crear instituciones, guarderías y colegios, que se ocupen de criar a los niños mientras la mujer y el hombre están fuera de la casa. En un momento en el que los humanos somos más de 6.000 millones sobre la Tierra, esto parece no influir demasiado en la suma total de los humanos, ya que en otras zonas las mujeres siguen teniendo 4, 8 o más hijos en su vida fértil, pero sí que afecta más claramente a los grupos más cerrados, naciones, estados o comunidades de estados, en los que la pirámide de población se invierte.
El cambio de roles también ha traído al modelo de la familia monógama una crisis de adaptación con choques entre sus miembros que conlleva el enfrentamiento y, finalmente, la separación de las parejas de una manera tan frecuente en la cultura occidental que podíamos considerarla casi epidémica.
Todos estos factores que les han ocurrido al colectivo de los humanos a lo largo de su historia, conforman gran parte de nuestro inconsciente de especie y su complejidad puede hacer que nos comportemos individualemente o en grupo de una forma que puede llevarnos al estrés, al sufrimiento y a la enfermedad.