Introducción
INTRODUCCIÓN
Es este un sistema que resulta imprescindible para la vida ya que su principal función consiste en transportar de un lado a otro de nuestro organismo las células y las sustancias necesarias, de acuerdo a las demandas de cada zona del cuerpo. Para ello es necesario que haya un líquido de transporte, al que llamamos suero sanguíneo, una bomba que lo mueva, que es el corazón y un sistema de vasos, las arterias, las venas y los vasos linfáticos.
El corazón dispone de cuatro cámaras que se conectan dos a dos, la aurícula derecha con el ventrículo derecho y la aurícula izquierda con el ventrículo izquierdo, pero ni las aurículas ni los ventrículos se comunican entre sí, formando de esta manera dos circuitos bien diferenciados. El del lado izquierdo del corazón lleva la sangre oxigenada a todo el organismo y vuelve al circuito del lado derecho del mismo con el anhídrido carbónico de los tejidos y lo lleva a los alveolos del pulmón donde se oxigena y vuelve de nuevo a la aurícula izquierda. Cada uno de ellos debe mantener una presión arterial y una venosa adecuada para que la sangre se mueva a la velocidad necesaria de forma que todo el organismo funcione bien.
Por las arterias y las venas circula la sangre, que está formada por el suero sanguíneo y las células y sustancias necesarias para el funcionamiento del cuerpo. Entre las células o sus fragmentos podemos citar a los glóbulos rojos, los glóbulos blancos y las plaquetas. Entre las sustancias que circulan en la sangre podemos nombrar los gases, como el oxígeno o el anhídrido carbónico, moléculas como el colesterol, la glucosa o los aminoácidos, y también iones como el calcio, el sodio o el potasio.
En los capilares de los tejidos se produce la salida de algunas células, del oxígeno, de las sustancias y del suero sanguíneo; las células nadan en esta mezcla de componentes y también liberan en él sus desechos y las sustancias que generan que van a parar al sistema venoso y al linfático.
Este último recoge los excesos de líquido del espacio intercelular y lo devuelve al sistema venoso, así como proteínas, iones y grasas. Por él circulan también los glóbulos blancos en su continua vigilancia para evitar que entren en el organismo sustancias inadecuadas o agentes infecciosos. Para ello, los capilares y vías linfáticas disponen, cada cierta distancia, de puntos de aglomeración de células y de análisis de la linfa que se denominan ganglios linfáticos.
De esta forma, el sistema circulatorio sirve para comunicar a las diferentes partes del cuerpo y para llevar de un lado a otro los líquidos y las sustancias necesarias en cada momento y para eliminar los desechos celulares y llevarlos a los órganos que se encargan de su excreción. Por eso tiene una fundamental importancia para hacer que sea posible la vida de un ser humano.
Para su correcto funcionamiento es necesario que haya un control por parte del sistema nervioso que conecta directamente con el corazón y rodea en forma de plexos todos los vasos sanguíneos. Así puede actuar rápidamente si hay cambios importantes en la presión arterial o venosa y movilizar las sustancias que son necesarias en situaciones especiales como sucede durante el estrés.
En este capítulo vamos a estudiar las enfermedades que afectan al corazón, a las arterias, a las venas y al sistema linfático.
El sistema corazón corresponde al movimiento fuego en la Medicina Tradicional China y dentro de él están incluidas las funciones corazón, intestino delgado, circulación-sexualidad (maestro del corazón) y metabolismo (los tres fogones). Todos ellos conforman el movimiento fuego, que es el más yang de todos. El sistema corazón es considerado el emperador de nuestro organismo, que lo rige y controla, y es el centro de la actividad mental y emocional. Se expresa en la lengua y en los vasos sanguíneos. Su estado emocional positivo es la alegría y el negativo la ansiedad.
Vamos a ver a continuación algunos desarreglos del sistema circulatorio.