El Padre no Reconoce a su Primera Hija
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EL PADRE NO RECONOCE A SU PRIMERA HIJA
Esta es una situación parecida a la anterior, pero los motivos que tiene el padre para no reconocer o rechazar a su hija suelen ser diferentes.
En un primer momento, un hombre que ve que su primer hijo es una niña, puede reaccionar de forma inconsciente rechazándola, ya que se frustra ese deseo instintivo interno de que ese lugar lo ocupe un varón, su heredero natural. El hombre puede sentir que no va a poder dar a su primera hija su herencia caracterial y la reacción natural frente a esta situación suele consistir en derivar esa labor hacia su mujer.
La madre percibe el rechazo de su pareja y esto intensifica el vínculo que ya tiene con su hija, así que la va a proteger, acogiéndola en su seno y va a intentar que el padre conecte con ella para que pueda reconocerla y le dé el lugar que le corresponde. La hija suele reaccionar bien ante la acogida de la madre, pero intentará una y otra vez captar la atención del padre con diferentes estrategias. De la habilidad de esta hija y de la capacidad de reacción del padre dependerá la evolución posterior de la relación.
Si la pareja sigue teniendo hijos y el segundo es un varón, el padre puede pensar que ha llegado el momento de reconocer a su heredero y disminuir la intensidad de la atención que le haya prestado inicialmente a la primera hija. Pero el lugar segundo es el que recibe la mayor influencia de la madre, por lo que ese hijo es atraído hacia ella y es muy probable que rechace, al menos parcialmente, la herencia caracterial del padre, y puede preferir, como hemos visto antes, la del abuelo materno. La hija mayor puede tener una mezcla de sensaciones, entre el rechazo del padre y la envidia por el trato de favor que recibe su hermano menor.
El padre no reconoce a su primera hija.
Si la segunda es otra hija, el padre puede sentir de nuevo que no puede darle su herencia caracterial a esta nueva hija, por lo que puede que tampoco le preste mucha atención. La segunda hija suele tener mejor relación con la madre que la primera, por lo que ella la reconoce como su heredera natural y disminuye la atención que había prestado inicialmente a la hija mayor, lo que frecuentemente genera rivalidad entre las dos hermanas. Si no tienen más hijos, el padre puede acabar reconociendo las virtudes de su primera hija y asignarle finalmente un lugar, pero en su recuerdo inconsciente se quedará con la sensación inicial de rechazo y la desconfianza hacia su padre.
Si, finalmente, aparece un hijo varón en tercer lugar, el padre puede ver en él a su heredero y sucesor, lo que generará las iras de la hija mayor hacia su hermano. Además, se va a incrementar el enfrentamiento con el padre y con la madre y puede considerarlos culpables de sus desgracias, y disminuirá un poco el enfrentamiento que tenía con la hija segunda.
Esta situación tan desesperada es muy probable que la hija mayor quiera atraer la atención del padre buscando parecerse en algunos comportamientos o gustos de la abuela paterna, lo que puede impulsar sus simpatías por ella si la relación del padre con su madre era buena.
Si, a pesar de todos sus esfuerzos, la situación no evoluciona favorablemente para ella, se acabará convirtiendo en la fiscal del padre, en un intento de cambiarle para que éste sea el padre ideal que ella necesita tener. Eso hará que se pase la vida luchando y discutiendo con él a la vez que muestre la clara tendencia a seguir sus pasos o sus comportamientos.