La Abuela Materna Anciana se Queda Viuda
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LA ABUELA MATERNA ANCIANA SE QUEDA VIUDA
Cuando un hombre pierde a su mujer, es frecuente que tienda a vivir sólo y a desear su independencia familiar mientras pueda valerse por sí mismo. Suele ser más habitual que se incline a buscar una nueva pareja, tanto cuando los hijos son pequeños como cuando ya es más mayor, incluso de anciano, para conseguir la compañía y los cuidados de una mujer a los que ya se había acostumbrado.
Sin embargo, cuando es la mujer la que se queda viuda, tiene tendencia a acaparar la atención de sus hijos buscando su protección y apoyo para que suplanten, en la medida de lo posible, las funciones que realizaba su marido. Con frecuencia, va a asignar diferentes tareas a cada uno de sus hijos de acuerdo con sus habilidades naturales, como la gestión del dinero, de las propiedades, la atención de la casa o de sus propias necesidades, especialmente el deseo de sentirse acompañada para combatir la soledad.
Es habitual que sea una de las hijas, normalmente la más pequeña, la que asuma el papel de acompañante habitual y, por lo tanto, la que invierta más horas en visitar a su madre y en velar porque sus necesidades estén cubiertas. Pero si hay más hijas, este comportamiento puede ser asumido por alguna otra que sienta que ha estado lejos de su madre o que le ha hecho sufrir en algún momento de su vida. Otras hijas, sin embargo, pueden manifestar de forma más aguda, un rechazo hacia su madre que ya existía previamente.
La mujer que, teniendo su propia familia, asume esa función de forma importante y que, por lo tanto, invierte mucho tiempo en acompañar y cubrir las necesidades de la madre, provoca en su marido e hijos una sensación de abandono que favorece que aumenten las discusiones en casa si no intenta compensarles o no cumple de forma eficaz con las funciones que tenga asignadas. El cansancio y el estrés que acumula pueden deteriorar la relación de pareja al haber menos disponibilidad para los momentos de unión y reconciliación.
La abuela materna es anciana y se queda viuda
Esto levanta las iras del yerno hacia su suegra por utilizar a su mujer para cubrir sus propias necesidades o por provocar situaciones en las que debe dedicar gran parte de su tiempo a atenderla. No es raro que éste culpabilice a su suegra por lo que él considera manipulaciones de ella hacia su hija, despertando o incrementando sus iras previas.
En esta situación de choque, puede que alguno de los nietos, más frecuentemente si es una chica y si es la segunda hija, entre en conflicto con su padre al percibir que la actitud y el trato hacia la abuela no es el que ella considera adecuado, y que aproveche la situación para criticar o atacar a su padre en beneficio de su madre y de su abuela. Esta situación genera choques y favorece la formación de frentes en la casa.
También puede surgir la crítica de unos hermanos hacia otros porque consideran que no hacen por su madre lo que se espera de ellos o lo que, en un justo reparto de tiempos o funciones, les correspondería. Alguno puede pensar que no le corresponde hacer ciertas actividades o satisfacer algunas necesidades de la madre, dependiendo generalmente de la relación que mantenga o haya mantenido con ella a lo largo de su vida.
En el caso de los hijos varones, se tiende a pensar que los cuidados de su madre los tiene que realizar su mujer, algo que a ella no le suele parecer tan normal y, con frecuencia, genera tensiones y disputas en la pareja especialmente si la mujer tiene que cuidar de su propia madre, si no hay una buena relación con la suegra, si su marido abandona total o parcialmente sus obligaciones o si no colabora en la atención de la madre.
Es frecuente que la mujer que se ha quedado sola quiera que alguno de los hijos la acoja en su casa, pero esto también suele ser una gran fuente de conflictos en una familia que no está acostumbrada a convivir con una persona mayor, con sus necesidades y sus costumbres. Otras veces se toma la decisión entre todos de que la madre pasará ciertas temporadas, uno o dos meses, con cada hijo haciendo un periplo de casa en casa mientras la mujer está en buenas condiciones, pero también es una fuente de nuevos problemas al modificar, aunque sólo sea de forma temporal, las costumbres y actividades de la familia que la acoge.