Lucha contra el Poder
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LUCHA CONTRA EL PODER
De forma simbólica y a nivel del inconsciente, el poder es representado por la figura del padre o quien haga sus funciones dentro de una familia. Posteriormente es reconocida también esa figura en personas como el profesor en la escuela, el líder del grupo de amigos, el jefe en el trabajo o el dirigente en la política.
Todos ellos tienen en común la capacidad de ejercer la fuerza dentro de sus posibilidades, condicionar la vida de las personas que están supeditadas a ellas, establecer normas y disfrutar de una cierta situación de privilegio.
La simbología del poder se amplía a todo lo que lo representa, como el dinero, las fuerzas armadas, la justicia, los políticos, el gobierno, las instituciones o el estado.
Por ello, las personas que se sienten injustamente tratadas por los que detentan el poder pueden intentar rebelarse contra ellas para modificar la situación y hacerla más favorable a sus intereses.
Es más probable que una persona que ha tenido una mala relación con su padre tenga dificultades para aceptar el poder o a las personas que lo ejercen. Le resultará muy fácil reconocerlas y proyectar sobre ellas los traumas o conflictos que le hayan surgido.
Lucha contra el poder
Si no encuentra una manera de enfocarlos y de resolverlos se irán acumulando de forma progresiva e irán incrementando su intensidad haciendo cada vez más difícil su resolución.
En una especie como la humana, la organización jerárquica es muy importante para que ésta sobreviva y el reconocimiento de esas jerarquías supone que hay un poder que es ejercido por algunos individuos que tienen unas obligaciones y también ciertos privilegios.
Siempre que haya equilibrio entre las personas que ejercen el poder y las que les siguen, será más fácil que todo vaya bien. Pero si se producen abusos de poder o se disfruta de más privilegios de los que les corresponde por ejercer su cargo, siempre habrá personas que se rebelen contra ello y generen los conflictos.
La buena relación entre las personas, a pesar de sus diferencias jerárquicas y el reconocimiento de la necesidad de las mismas, evitará los choques innecesarios.
Para aquellos a los que la lucha contra el poder se ha convertido en un comportamiento obsesivo y habitual que les genera muchos problemas, puede ser necesario un enfoque terapéutico dirigido a mejorar la relación con el padre y con las personas que detentan una posición similar.