La Autoestima
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LA AUTOESTIMA Y LA TOMA DE DECISIONES
La autoestima es la segunda emoción positiva, o también podemos denominarla "segundo estado emocional positivo". Como nos indica su nombre, es la capacidad de querernos a nosotros mismos. O, dicho de otra manera, es la situación emocional en la que somos capaces de dar prioridad a nuestras propias necesidades en lugar de que sean las necesidades de otras personas más importantes que las nuestras.
La autoestima se va a manifestar a través de la toma de decisiones y éstas deben ser las adecuadas para que podamos conseguir nuestros objetivos en la vida. Cuando una persona se quiere lo suficiente a sí misma va a tomar las decisiones que más le favorecen, en primer lugar, a la propia persona y después a las personas que le rodean o que dependen de ella.
La autoestima surge de la Identidad, ya que para poder tomar las decisiones correctas es necesario conocerse bien a uno mismo. Como se puede ver en la sección dedicada a la primera emoción positiva Identidad, ésta está formada por el Ser Auténtico y por todas las cosas favorables que hemos recibido y aprendido de la familia y de la sociedad.
Fig. 1: Los componentes positivos nos ayudan a tomar las decisiones
adecuadas.
Así, una
persona que sabe quién es, sabe lo que quiere y lo que le favorece, va a tomar las
decisiones que mejor le vayan a sus necesidades y a sus proyectos en la vida.
Sin embargo, una persona que tenga la autoestima baja va a tomar las decisiones
en función de las necesidades de los demás o de las circunstancias de otras
personas. Esto provocará un desplazamiento desde su natural situación de Identidad
hacia la de otras personas o circunstancias, y para ello va a generar un
personaje que posteriormente le hará entrar en el ciclo de las emociones
negativas.
Por lo
tanto, una persona que parte de su Identidad, se valora lo suficiente a sí misma
y toma las decisiones adecuadas, tiene muchas más posibilidades de acabar
teniendo éxito en lo que hace en su vida que la persona que parte de una baja
autoestima y una Identidad disminuida y que se guía por las necesidades de los
demás.
Fig. 2: La Autoestima.
En algunas circunstancias de la vida puede ser necesario dedicar una importante parte de nuestra energía a cuidar de los demás, como ocurre con los bebés, los niños, los ancianos o los enfermos. En estos casos, la persona debe mantener su Identidad y su vitalidad lo mejor que pueda para no acabar enferma ella misma, y tomar las decisiones adecuadas para poder mantenerse en buenas condiciones además de cuidar de otras personas.
Algunas personas pueden confundir la autoestima con el egoísmo, interpretando equivocadamente que una persona que se quiere a sí misma no va a repercutir su bienestar sobre los demás, pero es justamente lo contrario, ya que no se puede dar lo que no se tiene y una persona que se quiere a sí misma y toma las decisiones adecuadas, suele acabar en la felicidad y en la alegría, por lo que le resulta muy fácil compartir este bienestar con las personas de su entorno.
Fig. 3: Compartir el bienestar.
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