La Hija se Siente Atada a la Madre
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LA HIJA SE SIENTE ATADA A LA MADRE
La natural afinidad entre madre e hija a lo largo de la vida de ambas, da pie a que se establezca un vínculo de dependencia entre ellas en el que predomina la fuerza jerárquica de la madre y esto puede hacer que se modifique el comportamiento de la hija según las situaciones o las necesidades.
Esta atadura puede limitar los movimientos de su hija en la época en la que ésta sale con sus amigas o cuando entra en contacto con chicos. Pero la limitación resulta ser mucho más importante cuando la hija se casa y establece su propia familia.
La hija se siente atada a la madre
Si una mujer casada se siente condicionada por las necesidades de cualquier tipo de su madre o siente que sin ella no puede tomar decisiones importantes o hacer su vida normal, puede derivar su atención y su tiempo hacia ella, en detrimento del que dedica al marido o a sus hijos, que inmediatamente detectan esa disminución de la atención y presencia de ésta y reclaman que vuelva a dedicársela.
Cuando se produce este movimiento, el marido y los hijos se giran hacia la mujer para pedir que vuelva a su sitio natural y que ejerza de forma completa las funciones que tenga asignadas dentro de su núcleo familiar. Esto supone un gran esfuerzo para ellos y les obliga a modificar sus objetivos o proyectos en la vida durante el tiempo en que la esposa o madre actúa de forma dependiente con la suya.
Cuando la mujer reacciona adecuadamente, aumentando su autoestima y disminuyendo la dependencia o atadura que mantiene con su propia madre, puede acercarse de nuevo a los miembros de su núcleo familiar y dedicarles el tiempo y la atención que sean necesarios para que todo funcione adecuadamente y se puedan resolver los conflictos que se vayan generando.
La reacción compresiva y facilitadora de la madre hacia su hija cuando ésta hace ese movimiento que favorece el buen funcionamiento de la familia, se convierte en una ayuda inestimable para que se restablezca el orden natural y para que la hija pueda madurar adecuadamente, asumiendo sus necesidades y responsabilidades.